Hace unos días comencé un pequeño trabajo de investigación con un grupo de estudiantes de 6o grado de primaria (en México tienen una edad de 11-12 años). Como están comenzando el ciclo escolar, el objetivo era atraparles con una actividad que les permitiera pasar de manera muy simple por las tres etapas que plantea el Ciclo de Indagación (según lo cuenta Emanuel Machín y colaboradores, a manera de resumen del trabajo de Peter Feinsinger):

1. Plantear una pregunta
2. Entrar en acción
3. Hacer la reflexión

Básicamente, siguiendo el enfoque de la Enseñanza de la Ecología en el Patio de la Escuela y la Alfabetización Ecológica, echamos mano del entorno inmediato de la escuela para explorar y que con ello el microscopio Foldscope se luciera, asombrando al grupo de estudiantes.

1.- La pregunta:
¿Qué diferencia hay entre el agua del estanque de las tortugas y el agua potable de la escuela?
Nos permitió dialogar sobre aquello que podríamos esperar encontrar en el agua. Observamos cuidadosamente los entornos inmediatos, comentamos de nuevo, indagamos y nos pusimos en acción.
2.- Acción:
Tomamos algunas muestras de agua. Las colocamos en portaobjetos de cristal con el arillo adhesivo de goma para crear pozos y observamos varias veces. Las muestras de agua potable solo nos daban como resultado un campo claro y brillante.
La historia fue diferente con las muestras del agua del estanque de las tortugas. Decenas de microorganismos se movían de un lado a otro, causando admiración entre quienes los notaron.
Teníamos una posible respuesta: la diferencia entre las muestras de agua es que aparte del color verde, en el agua del estanque de las tortugas, hay microorganismos.
Comenzamos a investigar qué posibilidades había. Subimos algunas fotografías a la plataforma comunitaria iNaturalist para buscar una posible identificación. Sin embargo, no fue hasta que a través de Twitter, nos llegó una posible respuesta: ¡Trachelomonas!
Fue genial porque el hallazgo reportado por Manu Prakash nos ayudó a tener una idea más clara de quiénes son estos pequeñísimos protozoarios.
3.- Reflexión.
Con la información que pudimos recabar, nuevas observaciones en campo, el diálogo y un intercambio de ideas, fuimos construyendo algunos argumentos que nos permitieran contar una pequeña historia relacionada con el encuentro de las Trachelomonas en el estanque de las tortugas. Coincidimos que no están en el agua potable porque esta es tratada para el consumo humano pero que en el caso de las tortugas podría ser diferente. La acumulación de materia orgánica y otras condiciones podrían estar promoviendo que vivan ahí. Claramente surgió otra pregunta: ¿cómo es el agua de las tortugas?
En efecto, vamos a comenzar el ciclo de nuevo.

Juan J. Morales-Trejo

El Nodo: Ciencia

#FoldscopeTeamMéxico